El Ser Humano: Perspectivas Cristiana, Clásica y Postmoderna frente a sus Orígenes y Evolución
El Hombre Cristiano: Realismo, Redención y Propósito
El hombre cristiano es un ser realista, porque reconoce su humanidad tal como es: limitada, pero también abierta al infinito. Es un ser redimido; aunque marcado por el pecado y el sufrimiento, ha sido salvado por Dios y tiene esperanza.
El hombre cristiano está dotado de una razón abierta a la verdad, lo que implica que no se encierra en el relativismo ni en la subjetividad, sino que busca comprender la realidad tal como es. Además, tiene una voluntad orientada al bien, es decir, está naturalmente inclinado a hacer lo correcto y lo justo, aunque pueda equivocarse.
También es capaz de llegar a lo sublime a través de la belleza, ya que la experiencia estética puede elevarlo espiritualmente. Como poseedor de un alma y dignidad propias, cada ser humano tiene un valor único e irrepetible, que no depende de sus logros ni de su utilidad.
El hombre cristiano es capaz de alcanzar la felicidad, no solo en sentido emocional, sino como plenitud de vida y sentido. Está obligado a la realización personal; no puede vivir pasivamente. Vive inmerso en la historia, participando activamente en el tiempo que le toca vivir, sin quedarse al margen. Es un ser libre, con la capacidad de elegir su camino y asumir responsabilidad por sus decisiones.
Además, es un ser familiar y social, llamado a vivir en comunidad, no en soledad. Posee una identidad cultural propia, lo que significa que su forma de vivir y entender el mundo está influida por la tradición, pero también puede transformarla.
Finalmente, el hombre cristiano es capaz de Dios.
Fundamentos del Pensamiento Cristiano sobre el Ser Humano
El pensamiento cristiano presenta una visión única del ser humano, resultado de una síntesis cultural y espiritual entre tres grandes pilares: Jerusalén (que es de donde venimos), Atenas-Roma y Jesús. Jerusalén aporta la idea de un Dios personal, una historia con sentido y una ley moral. Atenas y Roma enriquecen al hombre con el uso de la razón, el desarrollo de la ciencia, la filosofía, el derecho y la ingeniería. Jesús, por su parte, aporta lo más revolucionario: la unidad del género humano, la universalidad del mensaje cristiano y el amor al prójimo como centro de la vida humana, la idea directora de que el espíritu se modifica desde dentro.
La Realidad en el Mundo Clásico: Apolíneo y Dionisíaco
En el mundo clásico (especialmente en la antigua Grecia), la realidad se entendía a través de dos grandes fuerzas:
Lo apolíneo (de Apolo): representa la razón, la armonía, el orden y la medida. Es la capacidad de pensar de forma clara, lógica, racional. Se relaciona con el arte equilibrado, con la escultura griega ideal y con el pensamiento filosófico. Es la parte más mental y controlada del ser humano.
Lo dionisíaco (de Dionisio): representa el instinto, la emoción, el caos y la pasión. Es lo que escapa al control racional, lo que se vive intensamente, como el arte, la música, el vino, la fiesta y la unión con la naturaleza. Está más ligado a lo corporal, emocional y espiritual.
El Hombre Postmoderno: Dividido, Esclavizado y Desorientado
El hombre postmoderno nace del desencanto con las promesas del siglo XIX. Durante ese siglo, muchas ideologías (como el liberalismo, el nacionalismo, el positivismo, el marxismo) prometieron libertad, igualdad, felicidad, ciencia y progreso. Sin embargo, el siglo XX trajo guerras mundiales, campos de exterminio, bombas nucleares, totalitarismos y una humanidad destruida.
En ese contexto aparece un nuevo tipo de hombre: el postmoderno, que ha perdido la fe en la razón, en la verdad, en la moral e incluso en el ser humano mismo.
En clase se nos presentó una imagen de una pipa, pero, en realidad, eso no era una pipa. Quien afirma que es una pipa es tildado de ‘facha’ y se sugiere que debe ser apartado del mundo, ya que supuestamente no sabe de política ni del mundo. Si el ser humano no es libre de su destino, solo puede ser sometido como esclavo. No se puede decir que Dios no existe, porque es falso; es una contradicción, porque se estaría diciendo que el Ser que no puede no existir (porque es por existencia) no existe. Y si se dice que Dios no existe y se vive como si no se creyera en Dios, significa que Él está muerto para uno. Es decir, en el posmodernismo, Dios no puede no existir. Conclusión: El hombre postmoderno está dividido, confundido por ideologías que lo enfrentan, sin saber quién es ni para qué vive. Cree que es libre, pero es esclavo. Cree que no necesita a Dios, pero se siente perdido sin Él. La verdadera libertad no es hacer lo que uno quiere, sino reconocer que el hombre tiene un sentido, una dignidad, una vocación a la unidad y al amor.
En la era postmoderna, el ser humano vive dividido por ideologías que prometen unidad pero generan conflicto. El nacionalismo extremo crea enemigos desde la emoción y lo tribal, mientras que el comunismo entrega todo el poder al Estado, anulando la libertad individual. El estatalismo promete soluciones, pero oprime al ser humano con leyes frías y sin alma. El cientificismo solo acepta lo medible, niega lo espiritual y elimina la necesidad de Dios, aunque la misma ciencia haya causado destrucción.
Autores como Freud afirman que no somos libres, sino que estamos controlados por el inconsciente. Marx dice que estamos determinados por el sistema económico. Nietzsche, al declarar que “Dios ha muerto”, deja al hombre sin sentido ni moral. Sin embargo, afirmar que Dios no existe es contradictorio, porque si Dios es el Ser mismo, no puede no ser.
Así, el hombre postmoderno ha “matado” a Dios viviendo como si no existiera, y con ello se ha quedado huérfano: sin verdad, sin moral, sin propósito. Es un ser relativista, sentimental, sin raíces, que se cree su propio dios, pero solo encuentra sentido en el placer, el éxito o el dinero. Es libre en apariencia, pero en realidad está más esclavizado que nunca.
Orígenes: Del Cosmos al Ser Humano
Del Big Bang a la Vida
El origen de todo: el paso del no ser al ser. La teoría del Big Bang fue iniciada por Lemaître y comprobada por Penzias y Wilson. Todo el universo estaba contenido en un solo átomo primitivo, súper energético. Se produjo una explosión que dio lugar a la energía, la materia, el espacio y el tiempo. El ‘antes’ no tiene sentido porque el tiempo no existía y, por ello, no es una cuestión causal.
El origen de la vida: hay muchas teorías, pero ninguna de ellas está completa (ej. teorías de la arcilla, biosfera profunda y caliente). La probabilidad de que apareciera la secuencia precisa para que surgiera la vida era muy baja. La vida no se define por la ciencia solo como el organismo vivo y por sus funciones; la vida es otro estadio del universo.
El Surgimiento del Hombre
Origen del hombre: se produce la aparición del ser humano como ser realista. Aquí deja de haber singularidad y lo que suceden son cambios.
Con el Homo sapiens se produce el inicio de la humanidad. Esto sucede en la época tribal y, por tanto, se dedicaban a luchar entre las distintas tribus con el fin de obtener poder. La vida y la muerte valían muy poco. Por ello, se vivió en una época de guerra hasta que, gracias a Roma, Mesopotamia, Egipto y China, se crean sociedades más pacíficas. Para ellos no existía el alma, solo la
Tipologías Humanas y Evolución de la Conciencia
Los Primeros Humanos
El Homo habilis era el más básico e instintivo, parecido a un mono. Denominado biológicamente hombre, estaba dominado por impulsos e instintos básicos y no tenía conciencia. Es el humano realista, ya que ve la realidad en sí mismo y solo se preocupa por la supervivencia. Sabemos que ve la realidad porque maneja el fuego, hace cabañas, conoce la piel, el tiempo, el espacio, etc. La trascendencia significa ver el mundo como ellos, y el Australopithecus ve el mundo de forma animal.
Los bárbaros cambian la percepción de la realidad y empiezan a ver en la tribu y su grupo esa realidad. Según la Biblia, representan al humano expulsado del paraíso.
El Homo Sapiens y la Perspectiva Cristiana
El tercer tipo de humano es el Homo sapiens: aquí nuestra configuración fenotípica ya es humana, y desde dentro del ser humano empieza el cambio. Hoy somos como somos gracias a esos cambios estructurales que se dieron de manera abrupta. Y es imposible explicarlo mediante las leyes de ‘Arguis istas’. Este tipo de humano cree que todos los humanos somos iguales y dignos y ve la realidad en la humanidad.
Pertenecer al tercer tipo es vivir bajo la óptica cristiana. En el cristianismo, el valor central es la unidad, y el dominio se encontraría en el último lugar. Vivimos bajo el paraguas de la religión de hace 2000 años.
Hacia una Humanidad Tipo Cuatro
La humanidad tipo cuatro no existe, pero se podría conseguir si se llegara a modificar radicalmente las leyes humanas y si invirtiéramos la escala de valores de Nietzsche. Él defendía la transmutación de los valores, es decir, cambiar los valores posicionando los últimos valores como valores centrales. Una vez que esto se consiga, podríamos pasar al tipo 4.