1. Introducción al Estructuralismo

El estructuralismo es un movimiento intelectual que comenzó en Francia alrededor de 1920 y creció hasta convertirse en uno de los métodos más utilizados para analizar el lenguaje, la cultura y la sociedad en la segunda mitad del siglo XX. Fue influido principalmente por el trabajo del lingüista Ferdinand de Saussure, del antropólogo Claude Lévi-Strauss y el crítico literario Roland Barthes.

Se basa en la creencia de que las cosas no pueden interpretarse de manera aislada, sino que deben ser vistas en el contexto de estructuras mayores de las que forman parte.

Definición de Estructuras: Son aquellas impuestas por nuestra forma de percibir el mundo y organizar la experiencia, más que entidades objetivas y reales del mundo exterior.

2. Orígenes del Estructuralismo: Ferdinand de Saussure (1857-1913)

Aunque el estructuralismo como tal comenzó en la década de 1950, sus raíces se remontan al pensamiento del lingüista suizo Ferdinand de Saussure. Saussure estudió la organización y las funciones del lenguaje, centrándose en particular en cómo se establecen y mantienen los significados y las funciones de las estructuras gramaticales.

Obra Clave: Curso de Lingüística General (1916)

2.1. Influencia de Saussure en el Estructuralismo

Saussure estableció cuatro grandes principios que resultarían atractivos para el estructuralismo posterior:

  1. Idea de que los signos lingüísticos son puramente arbitrarios y se mantienen únicamente por convención.

    Interés de los Estructuralistas: Si el lenguaje, como sistema de signos, está basado en la arbitrariedad, entonces el lenguaje no es un reflejo del mundo ni de la experiencia en sí mismos, sino un sistema de estructuras que está separado de ellos y que debe estudiarse como tal.

  2. Noción de que los significados de las palabras son “relacionales”.

    • Ninguna palabra puede ser definida de manera aislada.
    • La definición de cualquier palabra depende de su relación con las palabras “contiguas”.
    • En el caso de las parejas de opuestos, el aspecto mutuamente definitorio es incluso más evidente.

    Interés de los Estructuralistas: Si el lenguaje es “relacional”, se basa en diferencias y carece de términos fijos, puede entenderse entonces que las palabras existen gracias a redes diferenciadoras que se establecen entre ellas, y es en ellas donde realmente reside la propia esencia de las palabras.

  3. Concepto de que el propio lenguaje crea nuestra realidad, no se limita a documentarla o etiquetarla sin más.

    Interés de los Estructuralistas: Esta noción de Saussure enfatiza nuevamente la arbitrariedad y el carácter relacional del lenguaje, pero también su función “creadora”, dándoles así a los estructuralistas un modelo de sistema autosuficiente en el que los elementos individuales se relacionan con otros elementos, creando estructuras mayores y, con ellas, significado.

  4. La distinción entre Langue y Parole.

    • Langue (lengua): El sistema de signos y convenciones común al conjunto de los hablantes.
    • Parole (habla): Cada uso de la lengua que hace un hablante individual.

    Interés de los Estructuralistas: La distinción langue/parole les sirve a los estructuralistas para ejemplificar su modelo de análisis. Conciben cada obra literaria individual (ejemplo: Frankenstein) como un ejemplo de parole literaria que debe interpretarse en el contexto de una estructura más amplia que conforma su langue (ejemplo: en este caso, el género de la novela).

3. Alcance y Aplicación del Estructuralismo

El estructuralismo no se limita solo al lenguaje y a la literatura. Cuando la obra de Saussure fue “recuperada” en la década de 1950 por los teóricos que hoy denominamos estructuralistas, el sentimiento general era que el modelo de Saussure sobre el funcionamiento del lenguaje era “transferible” a otras esferas y podía explicar también cómo funcionaban otros sistemas.

Se entiende por sistema cualquier conjunto de signos organizado y estructurado que conlleva significados culturales (ejemplos: obras literarias, rituales tribales, modas, anuncios, etc.).

4. Claude Lévi-Strauss (1908-2009): Antropología Estructural

Antropólogo francés, fundador de la antropología estructural e introductor en las ciencias sociales del enfoque estructuralista basado en la lingüística estructural de Saussure. Por ejemplo, aplicó los principios estructuralistas a la interpretación de los mitos.

Sostuvo que las historias individuales (parole) de un ciclo de mitos (langue) no tienen un significado inherente y aislado, sino que solo pueden ser comprendidas si se tiene en cuenta su posición en el ciclo de mitos y las diferencias y similitudes entre cada historia y las otras historias de la secuencia. Ejemplo: el mito de Edipo.

5. Roland Barthes (1915-1980): Semiótica y Cultura

Filósofo, escritor, ensayista y semiólogo francés. Aplicó los métodos del estructuralismo al ámbito general de la cultura moderna. Examinó la Francia moderna (de la década de 1950) desde el enfoque de un antropólogo y crítico cultural en su libro titulado Mythologies (1957).

En él, analizó una serie de conceptos que nunca antes habían sido objeto de análisis intelectual, tales como: la diferencia entre boxeo y lucha libre, el diseño de los coches Citroën, el significado de comer un filete con patatas fritas, la imagen cinematográfica de Greta Garbo, etc. En su análisis, situó cada uno de estos conceptos dentro de una estructura mayor de valores, creencias y símbolos como la clave para entenderlos.

5.1. Barthes y la Literatura

Barthes también analizó textos literarios desde un punto de vista estructuralista. Desarrolló su método de análisis en el libro titulado S/Z (1970). Consistió en dividir las historias en “lexías” o unidades de significado que clasificó usando cinco códigos (que concibió como las estructuras básicas de toda narrativa).

Así, siguiendo el principio estructuralista fundamental (que las cosas deben entenderse en el contexto de estructuras mayores de las que forman parte y no de manera aislada), el objeto individual de análisis es la historia concreta, y la estructura mayor es el sistema de códigos (capaz de generar todas las narrativas posibles, de la misma forma que las estructuras del lenguaje pueden generar todas las frases posibles en ese lenguaje).

5.2. Los Cinco Códigos de Roland Barthes en S/Z

Los cinco códigos identificados por Barthes en S/Z son:

  1. The Proairetic Code: Este código proporciona indicaciones sobre acciones (ejemplo: “The ship sailed at midnight”, “they began again”, etc.).

  2. The Hermeneutic Code: Este código formula preguntas y enigmas que proporcionan “suspense narrativo” (ejemplo: “He knocked on a certain door in the neighborhood of a Pell Street”).

  3. The Cultural Code: Este código contiene referencias externas al texto que se asumen de conocimiento general (ejemplo: “agent Angelis was the kind of man who sometimes arrives at work in odd socks”).

  4. The Semic Code: También llamado “código connotativo”. Está relacionado con el tema y, cuando se organiza en torno a un nombre propio determinado, constituye un “personaje”.

  5. The Symbolic Code: Está también relacionado con el tema, pero a una escala mayor. Se basa en los contrastes y paralelismos que se organizan en función de oposiciones binarias básicas (tipo: male and female, night and day, good and evil, life and art, etc.).

6. Prácticas de la Crítica Estructuralista: Resumen

Según Peter Barry en Beginning Theory: An Introduction to Literary and Cultural Theory (1995):

  • Analizan narrativas, relacionando el texto con alguna estructura contenedora más amplia, como:

    1. Las convenciones de un género literario particular.
    2. Una red de conexiones intertextuales.
    3. Un modelo proyectado de una estructura narrativa universal subyacente.
    4. Una noción de la narrativa como un complejo de patrones o motivos recurrentes.
  • Interpretan la literatura en términos de una serie de paralelismos subyacentes con las estructuras del lenguaje, tal como las describe la lingüística moderna. Por ejemplo, la noción del “mitema” propuesta por Lévi-Strauss.

  • Aplican el concepto de patrones y estructuras sistemáticas a todo el campo de la cultura occidental y a través de las culturas, tratando como “sistema de signos” cualquier cosa, desde los mitos de la Antigua Grecia hasta las marcas de jabón en polvo.

7. Más Allá del Estructuralismo: El Postestructuralismo

El postestructuralismo surge en Francia a finales de la década de 1960. Los postestructuralistas:

  • Acusan a los estructuralistas de no seguir hasta el final los principios sobre el lenguaje en los que basan su sistema.
  • Sostienen que la noción estructuralista de que el lenguaje influye en cómo vemos la realidad supone que nos movemos en un universo de incertidumbres, ya que no existen puntos de referencia estables con los que medir las cosas.

7.1. Diferencias Clave entre Estructuralismo y Postestructuralismo

  • A) Origen
    • Estructuralismo: Deriva de la lingüística (confía en la posibilidad de establecer conocimientos objetivos mediante el uso de un método y de la razón).
    • Postestructuralismo: Deriva más bien de la filosofía (enfatiza la dificultad de conseguir un conocimiento certero sobre las cosas y su procedimiento supone cuestionarse todo aquello que damos por sentado).
  • B) Tono y Estilo
    • Estructuralismo: Se caracteriza por un tono de “frialdad” científica y un estilo neutro (típico también de los escritos científicos).
    • Postestructuralismo: Usa un tono más “emotivo”, más apremiante y eufórico, y un estilo más extravagante y llamativo.
  • C) Método de Análisis

    (El contenido para este punto no fue proporcionado en el documento original.)

7.2. Figuras Destacadas del Postestructuralismo

  • 7.2.1. Roland Barthes

    Su trabajo evolucionó del estructuralismo al postestructuralismo. En su fase postestructuralista, destacó por obras como: The Structural Analysis of Narrative (1966), The Death of the Author (1968) y The Pleasure of the Text (1973).

  • 7.2.2. Jacques Derrida

    Filósofo francés y padre de la deconstrucción. Obra destacada: Structure, Sign and Play in the Discourse of the Human Sciences (1966). Sostuvo, entre otros principios, la necesidad de “descentrar” nuestro universo intelectual.