Análisis de personajes

El tiempo de la acción abarca pocos días, 4 o poco más, el tiempo mínimo imprescindible para hacer creíble el proceso mental que experimenta Tomás: El 1º cuadro comienza poco antes de la hora de la comida y termina cuando sirven el rancho y el 2º transcurre esa misma tarde. La 2ª parte empieza 3 días después, cuando los presos acaban de cenar y la noche está cayendo. El día anterior Tomás ha ido a locutorios a ver a su novia. En el último cuadro han pasado muy pocas fechas, como parece deducirse de que Asel siga preocupado por esa visita que parece haber tenido Tomás.

El tiempo de la historia, en cambio, es más amplio, puesto que a medida que el protagonista va aproximándose a la realidad se suministran al espectador hechos del pasado que explican la situación presente: La delación de Tomás, la condena a muerte…

Análisis de los personajes

La nómina de personajes es reducida, la trama se centra en 5 presos condenados a muerte que representan 2 tipos en este autor: Contemplativos (se caracterizan por sus principios éticos y su idealismo y están por eso abocados al fracaso) y los activos (quieren alcanzar sus propias metas y pueden llegar, para conseguirlo, a ser crueles y violentos).

También pueden clasificarse en personajes con nombre propio (los cinco presos y Berta) y personajes genéricos (el Encargado, el Hombre…). Los personajes con nombre propio son:

  • TOMÁS: Protagonista, con cuyo punto de vista se identifica el espectador. Es un muchacho de 25 años cuya vida no ha sido fácil. Es un personaje contemplativo y representativo de la dramaturgia de Buero porque se ve obligado a asumir su verdad y porque está sometido a una limitación mental, pues al comienzo de la obra transforma una realidad para él insoportable (vivir en la cárcel a la espera de la ejecución) en otra más agradable (vivir becado en una fundación para escribir una novela). Lo más interesante de este personaje es su evolución, desde la locura hasta la toma de conciencia de la dura realidad.
  • ASEL: Personaje de más edad y destaca por su carácter, tolerante con las debilidades humanas, y por su actitud conciliadora. Es ingeniero, aunque Tomás lo cree médico, y un destacado dirigente de la organización a la que todos pertenecían. Es un personaje activo pero también contemplativo, pues es capaz de soñar con un mundo mejor y transmitir sus deseos a los demás. Su función en la obra es esencial: Ideó la terapia para que Tomás vuelva a la realidad y quien ideó el proyecto de fuga. Además, se relaciona con el tema de la tortura y la culpa (confiesa que él también delató y eso costó al menos una vida), con su suicidio la obra alcanza la máxima tensión y es el personaje que mejor representa la postura de Buero: Distingue entre la violencia necesaria y la crueldad, defiende la necesidad de luchar para cambiar el mundo…
  • TULIO: El fotógrafo, es un hombre de 40 años que antes de entrar en la cárcel compartía con su novia, una doctora en Ciencias Físicas más joven que él, la investigación de los hologramas. Se impacienta con Tomás y con la actitud del resto de los compañeros hacia este, y es el personaje que provoca más rupturas entre el mundo real y el fingido por sus compañeros, lo que contribuye a la vuelta a la cordura del protagonista, complementando la labor de Asel. Sufre un proceso inverso al de Tomás: Lo llevan para ser ejecutado en el momento en el que sueña con un futuro mejor, aunque cuando se lo llevan le dice a su compañero de celda que deje de soñar despierto y vuelva a la realidad.
  • LINO: Uno de los presos más jóvenes, de carácter impetuoso e imprudente, es un tornero al que Tomás cree ingeniero. Se contrapone a Asel y desde el principio intenta decirle la verdad a Tomás, de forma violenta, y llega a creer que está fingiendo. Cuando descubre que Max es el soplón, se comporta sin darse cuenta como los mismos carceleros. Pero al final de la obra reconoce su error y apunta hacia un carácter renovado.
  • MAX: Es contable, aunque Tomás cree que es matemático, y es el contrapunto de Asel, ya que representa la corrupción y la indignidad. Al principio parece un personaje tranquilo y bromista que defiende a Tomás pero su papel crece hacia el final de la obra, cuando se descubre que ha traicionado al grupo a cambio de comida y comodidades. Es un personaje activo.
  • BERTA: No por casualidad tiene el mismo número que Tomás, no es un personaje real en la acción y sin embargo cumple un importante papel: Ofrecer, gracias a los diálogos con Tomás, un panorama certero de la locura de este. Cuando Tomás habla con ella, en realidad conversa consigo mismo, pues Berta representa su subconsciente. Por eso, el verdadero sentido de los diálogos entre ambos no puede ser entendido por el público hasta casi el final de la obra.

Personajes genéricos

Los personajes genéricos designan una clase o grupo humano. Son el Encargado, el Ayudante, los Camareros y el Hombre. El más destacado es el Hombre (compañero de celda muerto), pues tiene una doble función: Sirve para denunciar las condiciones carcelarias, dado que muere de hambre y los presos ocultan su muerte varios días para aprovechar su ración de comida, y es el 1º eslabón en el proceso de curación de Tomás.

Además hay otros personajes (o un solo personaje colectivo) a los que a lo largo de la obra solo se alude pero que al final se hacen presentes en escena en forma de “coro de voces” que grita “Asesinos”. Simbolizan la solidaridad (son los “compañeros a toda prueba” que se arriesgarán para que desde el sótano puedan cavar el túnel, los “barrenderos de la galería”, que diseminarán la tierra…) y dan testimonio de que la represión es generalizada.

Técnicas y recursos dramáticos

Entre los recursos utilizados por Buero en esta obra podemos citar el simbolismo de los personajes, que encarnan problemas existenciales como la lucha por la libertad o la búsqueda de la verdad. También tiene valor simbólico la enajenación mental de Tomás, que es un refugio que ha creado su mente para huir de la realidad. Y es evidente el simbolismo de la propia fundación, del ratoncito de laboratorio, de los elementos pictóricos que se intercalan en la representación y de los hologramas.

También podemos incluir entre las técnicas el comienzo in media res, que al principio no es evidente pero se va dejando ver paulatinamente, ofreciendo elementos que en un 1º momento pasarán desapercibidos, pero que poco a poco van creando una atmósfera de intriga y desasosiego. O la estructura circular, que termina tal como empieza, en la confortable habitación de una fundación, y con la música de Rossini (“Rossini” es la 1ª palabra que se pronuncia en escena), la Pastoral de la Obertura de Guillermo Tell, sonando tanto al principio como al final.

La aportación técnica más original es el efecto de inmersión, un recurso teatral que busca que el público participe de la situación de alguno de los protagonistas. En La fundación el espectador ve la realidad con los ojos de Tomás, participa de la angustia de este y vive con él el proceso de recuperación. Al lector o espectador no se le permite otra opción y todos los recursos, tanto los escenográficos como los verbales, están orientados a reforzar esta identificación con el personaje:

  • Recursos escenográficos: Destaca que Tomás no sale del escenario, así el espectador solo puede ver y oír lo que él ve y oye. También es esencial el espacio escénico, pues cada transformación de este revela que un fragmento del mundo real ha logrado ocupar su sitio en el cerebro del protagonista (aunque hay deformaciones en la audición de Tomás las variaciones afectan primordialmente a la vista). Cambia también el vestuario, y los personajes llevan monos carcelarios en lugar de los pantalones y camisas que “veíamos” antes. Y la iluminación, que es irisada cuando Tomás no ve la realidad y tiene un matiz frío cuando ya todos vemos la celda.
  • Elementos verbales: Hay que citar las acotaciones, sobre todo las del inicio de cada parte. La 1ª, de más de 2 páginas, describe el escenario irreal de la fundación, mientras que en las de la 2ª parte, especialmente en las del 2º cuadro, se describe el escenario de la cárcel. También proporcionan información sobre los personajes y su vestimenta (Tomás en la 1ª acotación “usa pantalón oscuro y camisa gris”. En cambio, en la que inicia el cuadro II de la 2ª parte “Su pantalón gris es idéntico al de los otros; su blusa, por fuera”).
  • Los diálogos entre Tomás y sus compañeros ayudan a ver que hay algo que no encaja. Las medias palabras, los diálogos sin sentido o la frustración de Tulio en alguna ocasión ante el absurdo de seguirle el juego a Tomás son detalles que muestran la locura de este. Destaca el diálogo sobre pintura que mantienen los personajes al comienzo del cuadro 2º, que sirve para hacerle comprender al público que allí hay alguna incongruencia. Es muy significativa la última parte de esta conversación, cuando una silenciosa aparición de Berta coincide con la visión y comentario de un cuadro de “unos ratones en una jaula”, pues enlaza con el ratón que llevaba Berta al comienzo de la representación.
  • Las conversaciones de Tomás con Berta, su novia, son interesantes. La Berta que se muestra no es real, sino producto de la imaginación de Tomás, y cuando conversa con ella está mostrando sus pensamientos encontrados acerca de la situación en la que se encuentra. Así, a cualquier espectador le llama la atención la frase “Aborrezco la fundación” cuando la representación acaba de comenzar y aún estamos en el mundo idílico de la institución. Berta supone así la 1ª ruptura del sistema establecido en su alucinación, que experimenta los 1º atisbos de claridad.