Identidad, Diversidad Cultural e Interculturalidad (Según Amin Maalouf)

1. ¿A qué tipo de identidad aspira Maalouf?

Maalouf está convencido de que la identidad de cada uno de nosotros está formada por varias filiaciones. Sin embargo, en vez de asumirlas todas, a veces nos empeñamos en elegir solo una, cuando lo más lúcido sería que cada uno de nosotros pudiese elegir todas esas filiaciones. Por ejemplo, para un inmigrante, sería más conveniente que asumiese una doble filiación: la de su sociedad de origen y la de su sociedad de adopción. Es decir, debe surgir un nuevo concepto de identidad menos tribal, menos exclusiva, menos limitada y más abierta a los demás y a la realidad.

2. ¿Cuáles son los retos de la interculturalidad?

La interculturalidad consiste en la interacción de varias culturas de un modo horizontal, es decir, ninguno de los conjuntos debe encontrarse por encima del otro, favoreciendo de esta forma la convivencia armónica. Por este motivo, Maalouf indica que es conveniente que el humanismo se base en dos elementos indisolubles: la universalidad de los valores y la diversidad de las expresiones culturales. Pero para promover la diversidad, la vía lúcida no es la afirmación desmesurada y agresiva de las identidades tribales, sino el reconocimiento, por parte de cada persona de la sociedad, de su propia diversidad. Por ello, cada país debe asumir plenamente su propia diversidad cultural, religiosa, lingüística y, en definitiva, cada página de su historia.

La Escolarización de los Hijos de los Inmigrantes en la Escuela: Retos que Plantea (Según Mariano Fernández Enguita)

1. Diferencia entre multiculturalidad, multiculturalismo e interculturalismo.

En España, la multiculturalidad surge de las migraciones interiores y exteriores y del reconocimiento de la minoría gitana. La libertad de movimientos y asentamientos que caracteriza a una nación moderna ha desembocado en la pluralidad de culturas en el interior de cada una de ellas. El multiculturalismo significa reconocer la existencia, el valor y la autonomía de las distintas culturas existentes, ya que ciertas minorías, debido a su modelo de vida, han quedado excluidas de la mayoría. Aunque conviven con esta, se les trata de forma despectiva y se les señala como pueblo paria. En este sentido, podemos decir que la multiculturalidad es un hecho, pero el multiculturalismo es un error.

Hay que entender que toda cultura es un conjunto de relaciones de poder, y el respeto hacia las otras culturas no puede consistir en petrificarlas, ya que esto refuerza sus desigualdades. Las culturas no pueden dejar de cambiar y su contacto con la cultura occidental ha de tener efectos en las culturas tradicionales. Por ello, la convivencia exige el reconocimiento de los derechos civiles, políticos y sociales, pero requiere a la vez un esfuerzo por comprender al otro y por tomar lo mejor de él: esto es el interculturalismo como proyecto.

En este proceso, no solo evolucionarán las culturas minoritarias, sino también las mayoritarias o anfitrionas. Lo importante de las culturas es admitir la permeabilidad que existe entre ellas, su posibilidad de cambio y sus conflictos internos. Es decir, interculturalismo significa comprender que las culturas son sistemas en proceso de cambio, por su dinámica tanto interna como externa.

2. ¿Cuál debe ser la respuesta de la escuela ante la multiculturalidad?

La institución escolar, nacida con fines asimilacionistas, se enfrenta ahora al reto de responder a la multiculturalidad. Una vez que se ha dejado atrás la imposición de la cultura escolar por encima de cualquier cultura popular, étnica, grupal o extranjera, y se ha interiorizado la tolerancia (evitando el rechazo del otro e intentando aceptarlo como es, aunque sin el menor esfuerzo por comprenderlo), pasamos al reconocimiento.

Esto implica aceptar que la cultura es un elemento constitutivo de la identidad de los individuos y, por tanto, debe ser respetada. Hay que aceptar que todas las culturas, por distintas que sean, contienen elementos de valor y pueden coexistir unas junto a otras, ya que la diversidad cultural es un bien en sí misma. Pero ninguna de las tres respuestas (la asimilación, la tolerancia y el reconocimiento) debe ser la respuesta definitiva de la escuela ante la multiculturalidad, ya que si el multiculturalismo se entiende no como una simple denominación para la coexistencia de distintas culturas, sino como una afirmación de su igual valor y su autonomía total, esto chocaría con cualquier definición universalista de los derechos humanos y civiles.