Camaná: El Costo de la Indiferencia Ambiental y la Crisis de Valores
Camaná: El Costo de la Indiferencia Ambiental y la Crisis de Valores
El valle de Camaná, en Perú, ha sido testigo de una profunda transformación. Los campesinos camanejos han destruido la biodiversidad de este fértil valle. Sin embargo, al observar las páginas alusivas a Camaná, surge una pregunta: ¿cuál es el verdadero interés del camanejo promedio?
Prioridades y la Visión Materialista
La atención se centra en la rentabilidad, las playas, la gastronomía, los deportes, los hoteles, el placer sensual… un desarrollismo entendido como modernización en el sentido de progreso material: pistas, veredas, construcciones, discotecas, instituciones, crecimiento bursátil e industrial, mejoras en el transporte… En síntesis: “pasarla bien” en el momento presente. Su espiritualidad es paupérrima, si excluimos su fervor religioso —que hasta eso lo han perdido—. Al igual que muchos pueblos marginados y con secuelas de avasallamiento, no logran elevarse más allá de la sensualidad vulgar.
La Desconexión con la Naturaleza
Es por ello que son ciegos para el aprecio desinteresado de los espacios naturales, para la convivencia fraterna con la naturaleza, al lado de ella, impregnados dentro de su seno, y no sobre ella, subordinándola. Una convivencia fraterna con la Madre Natura significa verla no como una despensa de recursos a nuestro servicio, explotables a la medida de nuestras necesidades. No; significa más bien colocarse dentro de su seno, sentirse parte de la Madre Natura, y sentirla parte de nuestro ser, como si ella impregnara todos los poros de nuestro ser: la Madre Tierra que nos parió, nos nutre, nos alimenta, y a cuyo seno amoroso hemos de regresar algún día para fundirnos en la calidez de su seno acogedor en una postrera entrega amorosa.
El camanejo promedio no tiene conciencia de esto; ve la naturaleza como una bandeja o despensa a su servicio para que la disfrute. Esto significa verla no como parte de su existencia, sino como algo ajeno, extraño a su vida. Lo que es peor, y es lo característico del individuo posmoderno: el mundo tiene sentido solo en la medida en que sirve a la satisfacción de sus conveniencias individuales. El camanejo promedio, como toda esta gente parásita y depredadora, lejos de experimentar por lo menos un sentimiento de respeto por los espacios naturales —que él no ha producido, sino que su vida ya los ha encontrado—, se cree dueño de la naturaleza y con prerrogativas para decidir qué hacer con ella y determinar su suerte.
Consecuencias de la Explotación Desmedida
Por eso es que nunca respetó la veda de camarones, hasta que diezmó el recurso; efectuó una extracción ilimitada de las machas, hasta que agotó el recurso. Represó el río a la altura de San Gregorio, sin importarle que esas obras hidráulicas afectarían el ciclo biológico del camarón. Los campesinos camanejos aplicaron agroquímicos y el monocultivo a ultranza. Llevados por su ambición de extender las áreas cultivables, destruyeron bordos o linderos, y con ello:
- Cañaverales
- Sauceras
- Higueras
- Ciruelos
- Guayabos
…sin percatarse de que ello constituía microecosistemas que aseguraban la conexión de las cadenas tróficas y que, además, albergaban a un sinnúmero de especies hoy extintas en el valle, como por ejemplo, el martín pescador. Y así, destruyeron todo el encanto bucólico del paisaje: con su arrogancia materialista y vulgar, diezmaron su biodiversidad y convirtieron la campiña del valle en un cementerio ecológico, sin aromas, sin sonidos naturales. La campiña actual es un monumento a la barbarie consumista y grosera, a la irracionalidad mezquina y presentista, propia del hombre posmoderno.
La Doble Moral del Estado y la Educación Ambiental
Existen lineamientos impartidos por los organismos internacionales al Ministerio de Educación (que ha abierto los ojos ya cuando casi todo está devastado), que establecen que debe impartirse formación ambiental en los centros de enseñanza de la educación formal, e inclusive educación ambiental comunitaria. Esto debió hacerse mucho antes, cuando el propio Estado cedió los humedales de Pucchún a los campesinos ambiciosos para que los convirtieran en tierras de cultivo. Pero es el propio Estado el que destruye con una mano y, con la otra, quiere dar la impresión de que quiere poner el remedio: he ahí la doble moral de una clase dominante corrupta, hipócrita, convenida, que solamente piensa en sus propias conveniencias de clase y para eso se sirve de su Estado.
El Desafío Generacional en la Formación Docente
Yo no sé cómo aplicarán estas directivas los maestros camanejos: ¿qué formación darán estos “maestros”? ¿Sabrán lo que es educación ambiental comunitaria? ¡Si ellos mismos no han sido formados en educación ambiental! Ellos mismos están para ser formados. El problema es de carácter generacional: radica en que estos maestros son muchachos que han nacido ayer; la apreciación axiológica tiene un carácter referencial; ellos creen que el valle, tal como lo ven, es normal. Es que, como no saben cómo ha sido hace sesenta años, no pueden apreciar el deterioro que significa el paisaje actual. Estos muchachos no han vivido:
- Las floridas lomas
- Las majadas
- El cutuneo
- Los paseos a la wina de “Pajarillo”
- Los paseos a los naranjales de La Pampa por los polvorientos caminos visitados por la fragancia de las amarillas retamas
- Sentarse a la sombra de los guayabos a saborear las guayabas “perillas” con miel
- Las naranjas camanejas dulces, frágiles y femeninas
- El guarapo del trapiche de San Gregorio
- Los bosques ribereños que escudaban cómplices el murmullo de las inquietas aguas del río
- Los totorales infinitos de Pucchún
- El metálico graznar de las bandurrias al atardecer
- Las campiñas arroceras visitadas por el alegre cántico de chocas, gallinetas, gallaretas, chihuancos
- Las mariposas multicolores
- Pasear descalzos por las refrescantes playas de los Cerrillos persiguiendo los fugitivos cangrejos colorados
Estos imberbes, como no tienen punto de referencia para comparar el estado actual, no son conscientes de lo que se ha destruido; luego, no son conscientes de la barbarie que refleja el estado actual del paisaje del valle. Son incapaces de leer en el paisaje actual el mensaje de barbarie y dantesca devastación que encierra su silencio de muerte. No pueden condolerse de haber perdido algo cuya existencia ignoran. El problema de estos muchachos maestros es, pues, generacional.
La Empatía como Pilar de la Formación en Valores
Ahora bien: se educa por empatía, por contagio afectivo. Los valores se inculcan, no se enseñan; y se inculcan sensibilizando la conciencia valorativa del educando. Pero este proceso casi no es cognitivo, sino de naturaleza emotiva; por lo tanto, esto solamente se puede hacer por empatía o contagio emotivo del maestro hacia sus alumnos. Pero el maestro camanejo, ¿qué va a contagiar aquello que él mismo no siente? Tendría que vivir el dolor y la indignación del que siente que le han arrancado parte de su propio ser. Ese mal maestro, apático, formado en una escuela cognitivista, podrá instruir, pero no está capacitado para formar en valores. Repito: no podemos sensibilizar a otro, no podemos contagiarle por empatía aquello que nosotros mismos no sentimos.