Filosofía de Descartes: Método, Duda y Certeza del Conocimiento
René Descartes: Fundamentos del Conocimiento y el Método Cartesiano
El Problema del Conocimiento en Descartes
La filosofía de Descartes surge en un contexto de crisis, marcado por el hundimiento del aristotelismo y la necesidad de una profunda reflexión sobre el conocimiento. La inspiración principal provino de la ciencia, que ofrecía dos caminos distintos para abordar esta cuestión. Por un lado, se encontraba el papel constructivo y ordenador de la razón, que dio origen al *racionalismo*. Por otro lado, el *empirismo*, inspirado más en las ciencias naturales que en las matemáticas. Ambas corrientes, sin embargo, otorgaron gran importancia a la conciencia humana como punto de partida de cualquier conocimiento.
La Unidad del Método Cartesiano
La crisis del aristotelismo puso en primer plano la necesidad de nuevas certezas. El primer paso para Descartes consistió en reflexionar sobre el método, es decir, sobre el camino que debemos seguir para llegar a establecer un conocimiento cierto. La palabra ‘método’ proviene del griego y significa ‘camino’. Frente a la tesis aristotélico-tomista, que defendía la existencia de diversos métodos, Descartes insistió en la unidad del método, partiendo de la unidad de la razón. Si la razón es una, solo hay una forma correcta de emplearla: un método común para todos los ámbitos del saber. La primera tarea de la filosofía, según Descartes, es establecer normas básicas para el buen uso de la razón.
Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano
Descartes se inspiró en las matemáticas y propuso aplicar al estudio de todas las cosas el mismo procedimiento: la búsqueda de principios evidentes y la deducción de verdades a partir de estos principios. Estas reglas, expuestas en su obra *Discurso del Método*, se reducen a cuatro:
- Evidencia: Aceptar solo aquello que se presente a la mente de forma tan clara y distinta que no pueda dudarse de ello. Es fundamental evitar la precipitación y los prejuicios.
- Análisis: Dividir cada dificultad en tantas partes como sea posible y necesario para resolverla mejor. Descomponer los problemas complejos en elementos más simples hasta que cada uno sea evidente por sí mismo.
- Síntesis (Deducción): Conducir ordenadamente los pensamientos, empezando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ascender poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más complejos. Deducir consecuencias de los principios evidentes, aplicando las reglas de la lógica para asegurar la fiabilidad de las conclusiones.
- Revisión (Enumeración): Realizar recuentos tan completos y revisiones tan generales que se esté seguro de no haber omitido nada. Esta prudencia es necesaria para garantizar la validez del procedimiento.
El Camino de la Duda Metódica
Descartes solo acepta aquello que es evidente; cualquier mínima duda es motivo suficiente para rechazar una afirmación. Descartes duda de modo *metódico*, no escéptico, con el fin de descartar todos los puntos de partida del conocimiento que consideramos sólidos. Para ello, plantea tres niveles de duda:
- Duda de los sentidos: Los sentidos a veces nos engañan (ilusiones ópticas, espejismos), por lo que no merecen una confianza absoluta.
- Duda de la existencia del mundo exterior (Hipótesis del sueño): Es imposible distinguir con certeza la vigilia del sueño. Todo lo que percibimos podría ser una ilusión onírica, lo que pone en cuestión la existencia de nuestro cuerpo y de los objetos que nos rodean.
- Hipótesis del Genio Maligno: Para llevar la duda al extremo, Descartes plantea la posibilidad de que exista un genio maligno, sumamente poderoso y astuto, que emplea toda su industria en engañarnos. Este genio podría hacernos errar incluso en los cálculos matemáticos más simples. Esta hipótesis busca no pasar por alto el menor motivo de duda.
La Primera Certeza: *Cogito, Ergo Sum*
La expresión *«Pienso, luego existo»* (*Cogito, ergo sum*) es la primera certeza indudable a la que llega Descartes, el único dato que conoce con seguridad y sobre el cual construirá el edificio del conocimiento. La duda cartesiana es *metódica*, no escéptica; la plantea como una herramienta para alcanzar la verdad. El *Cogito* representa la certeza innegable de la existencia del yo como algo que piensa. Es crucial analizar bien esta idea para evitar conclusiones erróneas. Un error común es confundir la existencia del *Cogito*, del yo pensante, con la existencia independiente de lo contenido en mi pensamiento. Que yo piense no significa que exista como cuerpo. Sin embargo, si pienso, debo tener ideas. Una cosa es cierta: la existencia de mi yo pensante. En el análisis profundo de esta certeza reside la clave para recuperar la fiabilidad del mundo exterior.
Los Contenidos de la Mente: Tres Tipos de Ideas
Descartes distingue tres tipos de ideas que se encuentran en la mente:
- Ideas *adventicias*: Aquellas que parecen venirnos del exterior, recibidas pasivamente a través de la experiencia sensible (ej. la idea de un árbol, de un sonido).
- Ideas *facticias*: Aquellas que la mente construye a partir de otras ideas, combinándolas o modificándolas (ej. la idea de un centauro, de una sirena).
- Ideas *innatas*: Aquellas que no provienen de la experiencia ni son construidas a partir de ella, sino que son producto del funcionamiento inherente de la razón (ej. la idea de Dios, de sustancia, de perfección, de infinito).
Descartes defiende el *innatismo*: las ideas adventicias y facticias a menudo se muestran como erróneas o dudosas, mientras que las ideas innatas, al ser parte del funcionamiento de la razón, son claras y distintas, y por tanto, evidentes. Solo las ideas innatas pueden servir como punto de partida fiable para la construcción del conocimiento. No obstante, esto no implica la existencia de ideas en la mente desde el nacimiento, sino que son producidas por la mente como parte de su actividad intrínseca y con independencia de cualquier experiencia sensorial.
La Idea de Sustancia en Descartes
Entre las ideas innatas se encuentra la idea de *sustancia*: aquella realidad permanente y estable que existe por sí misma, con independencia de cualquier otra cosa, y que sirve de base a las diversas cualidades. El hecho de que no tengamos un conocimiento experimental directo de la idea de sustancia demuestra que es una idea innata y que pertenece a la razón. Descartes distingue tres tipos de sustancia:
- Sustancia Pensante (*Res Cogitans*): Es el yo que hemos encontrado como primera evidencia indudable en nuestra búsqueda de la certeza. Soy pensamiento, una mente, una conciencia y tengo ideas.
- Sustancia Infinita (*Res Infinita*): Dios, la sustancia perfecta y creadora, cuya existencia se demuestra a partir de la idea de perfección que poseemos.
- Sustancia Extensa (*Res Extensa*): El mundo material, los cuerpos, cuya esencia es la extensión en el espacio.