La Evolución del Diseño: De la Revolución Industrial a los Principios del Arte Aplicado
Introducción a la Historia del Diseño
Se considera que los orígenes del diseño moderno se sitúan con la Revolución Industrial y la llegada de la producción masiva. Este movimiento conllevó la aparición de un sistema social basado en la demanda y la producción de artículos fabricados en serie. Esto supuso una ruptura con la visión tradicional de la producción de objetos artesanales. Los objetos artesanales son la clara consecuencia de un lento proceso basado en la transmisión oral del conocimiento y en los procesos de ensayo y error. En resumen, la capacidad humana de diseñar se ha mantenido constante a lo largo de la historia; son los medios y las tecnologías las que se han modificado, paralelamente a los cambios tecnológicos y culturales de las diferentes épocas.
Contexto Histórico y Figuras Clave del Diseño
La Imprenta: Un Precedente Revolucionario
El primer fenómeno del diseño antes de la Revolución Industrial fue la imprenta, creada por Gutenberg a mediados del siglo XV. La imprenta representó una revolución tan profunda que transformó nuestras estructuras mentales, posibilitando la modernidad y, posteriormente, la Revolución Industrial. Toda imagen se interpreta a través de las palabras. Ningún diseñador podrá ser reconocido si no sabe comunicar verbalmente sus diseños.
El Diseño Moderno y la Revolución Industrial
Los primeros pasos en la historia del diseño, tal como lo conocemos hoy, comienzan a finales del siglo XIX. La historia del diseño es inseparable de la Revolución Industrial. Uno de los referentes del diseño de esa época fue Joseph Paxton, quien diseñó el Palacio de Cristal. En 1851, se celebró la Gran Exposición Internacional de Londres. Este inmenso Palacio de Cristal, construido en medio de Hyde Park, parecía el culmen de la Revolución Industrial. Como si de un gran escaparate se tratase, el edificio transparente albergaba productos innovadores de varios países, destacando por sus métodos de producción. Esta exhibición englobó, simbolizó e inició la mirada del ser humano hacia el progreso y la modernidad, demostrando en su tiempo la supremacía de Inglaterra como el país más avanzado industrialmente. Los artículos ingleses ocupaban más de la mitad del Palacio de Cristal y reflejaban el sutil conflicto entre lo viejo y lo nuevo. Varios países enviaron sus productos, entre los cuales todavía se podía apreciar mucha mano artesanal. Las colonias inglesas enviaron una gran variedad de productos que cautivaron la imaginación del público inglés. Además, fue aquí donde se comenzó a vislumbrar la diferencia entre un emergente grupo, que conformaría el Primer Mundo, y otros que posteriormente serían considerados países en vías de desarrollo. En esta exposición se manifestaba la fe en el conocimiento científico. La ciencia estaba generando nuevos cambios en los métodos de producción. Ciencias como la física, la sociología y la antropología comenzaron a proporcionar cambios y descubrimientos en la aplicación de nuevos conocimientos.
El Movimiento Funcionalista y sus Principios
Pocos años más tarde, se gestó el movimiento Funcionalista. Un grupo de personas se reunió con un mismo objetivo: analizar y proponer soluciones para los problemas de la época. Eran de pensamiento revolucionario y buscaban solucionar:
- El historicismo: la copia de estilos clásicos (romano, gótico, barroco) con la adición del prefijo ‘neo’ (ej. Neoclásico, Neobarroco).
- El eclecticismo: la adaptación de lo mejor de cada estilo y su combinación en un mismo espacio.
- El ornamento banal: la adición excesiva de elementos decorativos.
Pioneros del Diseño y la Educación Artística
Entre los pioneros de este sistema de diseño se encuentran Henry Cole, Richard Redgrave y Owen Jones. Fueron de los primeros en conceptualizar el sistema de diseño, una estructura que engloba todo el proyecto, desde el anuncio y el creador hasta el fabricante, el vendedor y el consumidor. Reorganizaron los planes de estudio de las escuelas de arte decorativo para aplicar la belleza aprendida a objetos cotidianos (artes aplicadas). Además, propusieron la creación de espacios para exhibir objetos, diferenciando entre calidad y no calidad, lo que sentó las bases de los actuales museos.
Gottfried Semper: Fusión de Arte, Artesanía e Industria
Respecto a la unión de arte, artesanía e industria, Gottfried Semper destacó como uno de los arquitectos alemanes más significativos de mediados del siglo XIX. Fue también un gran exponente de la repercusión positivista sobre la concepción del arte y su evolución histórica. Semper propuso una concepción del arte y su evolución desde principios objetivos, que encuentran su patrón en la organización natural. En su artículo de 1852, Ciencia, Industria y Arte, Gottfried Semper criticó el intento fallido de integrar ciencia, industria y arte en la Exposición del Palacio de Cristal. El Crystal Palace dejó claro que una unión entre tecnología y estética era crucial. El artículo de Semper fue la primera propuesta para fusionar ciencia, industria y arte como un proceso colectivo, en lugar de entidades separadas. Para este autor, un buen diseño se basa en la fusión de arte, artesanía e industria. Según Semper, un enemigo del diseño es la abundancia, ya que esta siempre deriva en el caos. Por tanto, estaba a favor del orden. Semper era muy simpatizante de la teoría darwiniana de la evolución, lo cual lo llevaba a suponer y a proponer que, así como la naturaleza evoluciona buscando la simetría, la proporcionalidad y la dirección, las cosas creadas por el hombre también deberían hacerlo. La técnica de este autor se basó en los principios del arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, quien fue una gran fuente de inspiración para el alemán.
Eugène Viollet-le-Duc: Autenticidad y Método en la Arquitectura
Este arquitecto, arqueólogo y escritor francés, famoso por sus “restauraciones” interpretativas de edificios medievales, fue un importante arquitecto del renacer gótico. Representa una de las figuras más importantes de la escuela francesa, que rechazó la enseñanza de la Escuela de Bellas Artes, sustituyéndola por la práctica y los viajes por Francia e Italia. En 1863, escribió un libro titulado Coloquios sobre la Arquitectura, en el que expresó sus pensamientos. Viollet-le-Duc se sentía muy afectado por la incapacidad del siglo XIX para encontrar su propio estilo y entendía que la respuesta debía hallarse en la creación de formas “verdaderas respecto al programa y verdaderas respecto a los métodos de construcción”. Su trabajo consistía en buscar un estilo propio. Se dio cuenta de que en todas partes había rasgos de gótico, renacimiento, románico… historicismos en general. Se copiaban los estilos antiguos y se modificaban para que se adaptaran a la época. Afirmaba que el origen de un buen diseño reside en empezar por una buena pregunta. Remarcaba que no existía un estilo propio en el siglo XIX debido a la falta de método. Cuando se tienen muchos recursos, si no se dispone de un método, se actuará erróneamente. Sin método, la abundancia se convierte en estorbo. Viollet-le-Duc se sentía muy influenciado por el espacio y por la naturaleza. Logró que trabajadores de diferentes gremios (tapiceros, constructores, carpinteros, etc.) se unieran para un mismo fin. Abogaba por recuperar la originalidad, abandonar el historicismo y unir la forma, la función y el medio de construcción:
- No imitar.
- No caer en historicismos.
- Ser auténtico.
William Morris: La Unión de Cuerpo y Espíritu en el Arte
Otro personaje muy importante en el ámbito del diseño fue William Morris, quien sostenía que el diseño es bueno cuando une cuerpo y espíritu. Morris consideraba arte no solo la pintura, la arquitectura o la escultura, sino también todas las formas y colores de cualquier utensilio de uso doméstico. Consideraba arte todo aquello que rodea nuestra vida. Afirmaba que el arte se dividía en dos clases diferentes:
- Arte intelectual: Satisface nuestras necesidades mentales y alimenta el espíritu. Materialmente hablando, se puede prescindir de él, ya que aspira a suscitar emociones.
- Arte decorativo: Son objetos que sirven al cuerpo y no dejan de apelar a la mente.
El mejor artista seguía siendo un artesano y el artesano más humilde era un artista. En su época, los dos tipos de arte estaban estrictamente separados, no solo por la clase de trabajo elaborado, sino también por el mismo productor que creaba esas obras. Los creadores del arte intelectual eran hombres profesionales y “gentiles” que vivían de su vocación; en cambio, los creadores de arte decorativo eran trabajadores que cobraban por semanas y no eran considerados “gentiles”. Esta ausencia de tradición derivaba en un público incompetente que desconocía su arte y, por tanto, no podía apreciarlo ni comprenderlo. Insistía en que en el público de su tiempo no había ningún conocimiento real de arte ni amor hacia este. Los artistas se veían obligados a expresarse con un tipo de arte que el público no entendía. Para conseguir un buen diseño, era necesario unir los diseños dedicados al cuerpo con los que iban dedicados al espíritu; es decir, unificar el arte intelectual con el decorativo.
Convergencias y Divergencias en el Pensamiento del Diseño
Dado que se encontraban en un periodo histórico en pleno desarrollo, el pensamiento de estos autores en cuanto al diseño y su aplicación tenía mucho en común. Por ejemplo, Semper y Viollet-le-Duc compartían su concepto sobre la abundancia y lo que conllevaba su presencia. En ambos casos, la abundancia era sinónimo de desorden y caos, elementos que en el mundo del diseño son esenciales para el orden y la planificación estructurada.
Se puede establecer otra comparativa entre Viollet-le-Duc y Morris. Ambos autores estaban totalmente en contra de la imitación. Aunque tendían a inspirarse en diferentes épocas o estilos, nunca imitaban, ya que esto conllevaba la pérdida del individualismo creativo. Por otra parte, ambos autores coincidían en que para conseguir un buen diseño eran esenciales la unión de dos perfiles complementarios: uno (como Viollet-le-Duc) abogaba por la figura del ingeniero y arquitecto (belleza y cálculo), mientras que el otro (Morris) enfatizaba la unión del espíritu, el artista y la creatividad con el cálculo y la artesanía, integrando el elemento que trabaja el cuerpo. Cuando todos estos elementos se unifican, se consigue un buen diseño.