Joyas Arquitectónicas y Escultóricas de la España Medieval: Un Recorrido Histórico-Artístico
La Mezquita-Catedral de Córdoba: Un Legado Califal
La Mezquita-Catedral de Córdoba es un edificio religioso emblemático del periodo califal andalusí. De autoría desconocida, su construcción se inició en la época de Abderramán I en el siglo VIII y fue ampliada sucesivamente hasta el siglo X. De estilo hispanomusulmán, se ubica en la ciudad de Córdoba. Actualmente, la mezquita funciona como museo y catedral.
Materiales y Elementos Arquitectónicos
Los materiales empleados en su construcción incluyen:
- Piedra
- Mármol
- Ladrillo
- Madera
- Yeso
En los elementos sustentantes, destaca su innovador sistema de soportes superpuestos en el harén: sobre cada columna reutilizada se levanta un pilar secundado por arcos de herradura que contrarrestan las presiones laterales. Estos arcos de herradura posibilitan que los pilares sostengan un segundo nivel de arcos de medio punto que, a su vez, soportan la cubierta a dos aguas.
Los elementos sostenidos están formados por el techo adintelado del harén y cúpulas califales cuyos nervios no se cruzan en el centro, formando polígonos que permiten la transición a una planta poligonal sin trompas ni pechinas. En el centro de estas, se desarrollan cúpulas gallonadas.
Decoración y Distribución Espacial
En cuanto a los elementos decorativos, destacan los mosaicos bizantinos, relieves, yeserías y alicatados, presentes en muros, capiteles y cúpulas. La mezquita carece de escultura y pintura figurativa. Los motivos decorativos principales son el ataurique (decoración vegetal), la lacería (entrelazados geométricos) y la epigrafía (inscripciones), concentrados, sobre todo, en la zona del mihrab y la maqsura, donde el color oro realza su importancia. La decoración se completa con las arquerías de arcos polilobulados y las dovelas rojas y blancas.
Su planta está orientada hacia el sureste y es longitudinal, con dos partes bien diferenciadas: el sahn (patio) y el harén (sala de oración). Este último está compuesto por 19 naves dispuestas perpendicularmente, dirigiendo la mirada del creyente hacia la quibla, donde se ubica el mihrab. En el siglo XVI, la planta fue transformada por la edificación de una catedral cristiana en su interior. En cuanto a su alzado, destaca la superposición de arquerías, previamente mencionada.
El Patio de los Leones de la Alhambra: Símbolo Nazarí
El Patio de los Leones, joya de la Alhambra de Granada, presenta una planta rectangular, rodeado por una esbelta galería con 124 columnas de mármol blanco. Las columnas poseen fustes cilíndricos muy delgados, anillos en la parte superior y capiteles cúbicos con inscripciones. Los arcos de medio punto peraltados, enmarcados en alfices y decorados con rombos, enlazan las columnas. Los arcos presentan mocárabes y cornisas pronunciadas. Los tejados son inclinados, adaptándose al clima de Granada.
Dos templetes de planta cuadrada, con cúpulas de madera que se apoyan en pechinas de mocárabes, avanzan a ambos lados. Una fuente central, rodeada por doce leones, preside el patio. Originalmente, el patio fue concebido como un jardín. De cada sala fluyen cuatro arroyos que convergen en el centro, simbolizando los cuatro ríos del paraíso. Los doce leones podrían tener un significado astrológico o representar a las doce tribus de Israel; su uso se debe probablemente a su representación esquemática. Este patio está ubicado dentro de la zona residencial y fue construido para el uso exclusivo de la dinastía nazarí.
La Iglesia de San Martín de Frómista: Icono del Románico Palentino
La Iglesia de San Martín de Frómista, situada en Palencia, es un templo de piedra de sillería del siglo XII. Es un edificio de planta regular, longitudinal y basilical, con forma de cruz latina de transepto no sobresaliente. Posee tres naves con bóvedas de cañón y tres puertas de acceso. En el crucero se alza un cimborrio octogonal sobre trompas. La nave es tripartita y cuenta con dos torres cilíndricas en la fachada principal.
Interior y Exterior
En el interior, la bóveda de cañón de la nave central se sostiene mediante arcos fajones que recaen sobre pilares con columnas adosadas, cuyos capiteles están decorados con iconografía variada. En los muros se aprecia la decoración ajedrezada o taqueado jaqués. La iluminación es abundante, entrando la luz fundamentalmente por la cúpula y las ventanas laterales, ya que carece de claristorio.
En el exterior se aprecian los baquetones verticales a lo largo de los muros, con una función decorativa, y los canecillos en la parte inferior de la cornisa, que representan el mal de forma discreta. En este siglo se consolidó el Camino de Santiago, lo que permitió la integración de la península en la Europa Románica. La iglesia fue objeto de una importante restauración a finales del siglo XIX.
La Catedral de Santiago de Compostela: Cima del Románico Jacobeo
La Catedral de Santiago de Compostela, una de las mayores construcciones del estilo románico, presenta a sus pies un nártex, donde se sitúa el célebre Pórtico de la Gloria. En la construcción original, se alzaban a cada lado sendas torres de planta cuadrada.
Estructura Interna y Elementos Sustentantes
El interior del templo se divide en tres naves longitudinales. La nave central posee un ancho de 10 metros y alcanza una altura de 22, cubriéndose con bóveda de cañón. Las naves laterales, de menor altura y unos 5 metros de anchura, se cubren con bóvedas de aristas. Sobre dichas naves laterales se alza la tribuna, que asoma a la nave central mediante arcos geminados y se prolonga por el transepto. Sus vanos exteriores abocinados proporcionan iluminación a la parte superior de la nave central, lo que contrasta con la mayor penumbra de la zona inferior.
En cuanto a los elementos sustentantes, las bóvedas se sostienen mediante pilares compuestos. Las columnas interiores se prolongan hasta el arranque del arco fajón. El peso también recae en los muros, y las naves laterales trasladan el peso a los contrafuertes exteriores. Predomina el muro sobre el vano. El interior invita al recogimiento, acentuado por la escasa iluminación.
Transepto y Cabecera
El transepto se organiza también en tres naves, en cuyos extremos se abren portadas al exterior. Por otra parte, en uno de sus lados mayores, este transepto presenta cuatro absidiolos, dispuestos dos a cada lado de la cabecera. Sobre el crucero se alza un cimborrio. En todo este enorme transepto se alzan también tribunas sobre las naves laterales.
La cabecera de la catedral es de amplias dimensiones y dispone de una girola con cinco capillas radiales en los absidiolos. De ellas, la central presenta al interior forma absidiada, mientras que el exterior se cierra con testero plano. Todo el espacio interior del templo está organizado de manera que los fieles puedan acceder a la catedral por la portada de los pies y recorrerla hasta llegar a la girola, en cuyo espacio central se encuentra el sepulcro del citado apóstol. Todo este recorrido interior del edificio permite que las ceremonias religiosas puedan desarrollarse sin interferencias.
El Pantocrátor de San Pedro de Moissac: Majestad Románica
El Pantocrátor de San Pedro de Moissac es una obra cumbre de la escultura románica. En el centro, preside la obra un Cristo en Majestad gigantesco, rodeado del Tetramorfos y flanqueado por dos arcángeles que portan rollos de plegarias, acompañados por los veinticuatro Ancianos del Apocalipsis con instrumentos musicales. Los Ancianos están separados de la escena principal por olas del mar de cristal. En el dintel están esculpidas las ruedas de fuego infernal.
Composición y Características Estilísticas
La composición de los laterales, la jamba y el parteluz presenta escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento, así como representaciones alegóricas de vicios y pecados como la avaricia o la lujuria. En la jamba izquierda aparece el profeta Isaías; en la derecha, San Pedro. En el parteluz están esculpidas las seis leonas de la Revelación.
Las características principales del conjunto son el antinaturalismo, el hieratismo, la ley de la frontalidad y la simetría. Se cumple la Ley del Marco, lo que implica el alargamiento o la deformación de los miembros de las figuras, un claro ejemplo de deshumanización. La figura de Cristo es de mayor tamaño que las demás, siguiendo la perspectiva jerárquica. Su centralidad en la composición es fruto de su importancia dentro de la religión cristiana. Los demás personajes miran hacia su figura, incluso si para ello deben adoptar posturas retorcidas. El personaje de Cristo es profundamente hierático y no muestra ningún tipo de expresión ni emoción. Esta es la forma tradicional de representación de la divinidad desde la escultura egipcia.