Arte Egipcio: Tumbas Faraónicas, Templos Sagrados y Cánones Estéticos Milenarios
Arte Egipcio
El Nilo fue la principal vía de comunicación que atravesaba el territorio faraónico y proporcionaba la prosperidad agraria con sus crecidas anuales.
1. La Tumba: Moradas Eternas de los Faraones
Los egipcios construyeron tres tipos principales de tumbas para sus faraones: la mastaba, la pirámide y el hipogeo.
La Mastaba
Durante el periodo protodinástico surge la mastaba, palabra árabe que significa ‘banco’. La mastaba es una sepultura de planta rectangular que consta de cuatro partes: un pozo que desciende hacia la cámara funeraria (donde se encontraba el sarcófago del faraón), una capilla a ras del suelo (para las ofrendas) y una falsa puerta para que el alma del propietario pudiera entrar y salir con libertad. Este acceso simulado solía decorarse con el retrato del difunto.
Las Pirámides
A partir de la III y IV dinastía del Imperio Antiguo surgieron las pirámides, rayos de luz petrificados que los difuntos faraones utilizaban para ascender al cielo y reunirse allí con los dioses. Primero fueron escalonadas, luego acodadas y finalmente regulares. Los egipcios no tenían un término común para denominarlas; por ello, las tres grandes obras de Giza recibieron los nombres de: El Horizonte de Keops, Grande es Kefrén y Divino es Micerinos. Fueron los griegos quienes las llamaron pyramis, y se encuentran en el número 1 de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
La primera pirámide construida en piedra es la del faraón de la III dinastía, Zoser. Se trata de seis mastabas superpuestas de forma escalonada.
La Gran Pirámide de Keops presenta las características propias de estos edificios. El complejo arquitectónico y ceremonial que la rodea se inicia en el Templo del Valle, a orillas del Nilo, donde se recibía el sarcófago del faraón que llegaba en barca. En la cara oriental de la pirámide, se eleva el Templo Funerario, donde se colocaban las ofrendas rituales al cadáver y se oficiaba el culto permanente.
La Pirámide Acodada de Snefru marca la transición hacia la pirámide perfecta.
La Gran Pirámide experimentó cambios de plan: primero se pensó en enterrar al faraón bajo tierra; luego, se habilitó una cámara funeraria en el entresuelo de la pirámide, que se reservó para la reina; y finalmente, se construyó la gran galería que conducía al sarcófago de Keops al final de la tumba.
El Hipogeo
Las pirámides fueron sustituidas durante el Imperio Nuevo por el hipogeo, un conjunto de cámaras sepulcrales perforadas en la roca (por ejemplo, la Necrópolis del Valle de los Reyes, en Tebas).
2. El Templo Egipcio: Centro de Culto y Poder
El templo fue el logro arquitectónico del Imperio Nuevo. Las dinastías de los Amenofis, Tutmosis y Ramésidas construyeron obras de gran belleza y monumentalidad.
El esquema clásico constaba de una avenida de esfinges que desembocaba en la puerta de entrada, rodeada por pilonos. Dentro del recinto sagrado, se encontraba el patio (hasta donde ascendía el pueblo en las grandes festividades) y varias salas hipóstilas de uso sacerdotal, que conducían a las capillas, donde se custodiaba la barca de Osiris y la imagen titular. Todas estas dependencias eran arquitrabadas, convirtiéndose la columna en el soporte habitual. Los techos descendían a medida que se avanzaba hacia su interior y la iluminación se hacía más opaca, reinando las tinieblas en la capilla. Solo un rayo de sol rompía la oscuridad, al caer por una tronera sobre la estatua divina.
El templo, además de santuario de culto, fue un centro económico, y sus sacerdotes eran los intermediarios entre los dioses y el faraón. En su evolución arquitectónica, se distinguen los siguientes tipos:
- Templo al aire libre
- Semiespeo (parcialmente excavado en la roca)
- Espeo (completamente excavado en la roca)
Los templos de Karnak y Luxor son prototipos del modelo abierto al aire libre; fueron edificados en honor a Amón y constituyeron el mayor santuario de culto del mundo antiguo. La reina Hatshepsut (la única mujer faraón en la historia de Egipto) mandó a su arquitecto Senenmut construir un semiespeo formado por tres terrazas comunicadas por rampas, que daban paso a las capillas (con arquitectura arquitrabada). Ramsés II mandó excavar en los farallones nubios de Abu Simbel dos edificios que inmortalizaran su reinado: el Gran Espeo (dedicado a él mismo) y el Pequeño Espeo (consagrado a su esposa preferida Nefertiti).
3. Cánones Estéticos: Escultura y Pintura en el Antiguo Egipto
Los egipcios buscaban el canon de belleza del cuerpo humano. En su elaboración, sintetizaron los siguientes conceptos:
Armonía de la proporción: Según este proceso intelectual, el cuerpo humano debía estar armónicamente proporcionado. El puño fue el módulo de medida para la longitud perfecta del individuo, establecida en 18 puños: 2 para el rostro, 10 desde los hombros hasta las rodillas y 6 para el resto de las piernas y los pies. Los escribas del Imperio Antiguo decían que el hombre era bello si medía 18 veces su propio puño y estaba armónicamente proporcionado (por ejemplo, en la estela de Hesire, en madera).
Ley de la frontalidad: Consistía en representar recta la línea de los hombros y las caderas, lo que permitía dividir la figura verticalmente en dos mitades simétricas que se correspondían sin desviarse del eje central (por ejemplo, la Estatua sedente de Kefrén).
Visión rectilínea: Afectó solo al relieve y a la pintura. Para los egipcios, todas las figuras estaban compuestas por la combinación de cuatro puntos de vista: uno frontal, otro dorsal y dos laterales. Despiezaban la imagen y ensamblaban sus partes como en un puzle, mostrando cada una por su lado más representativo. El resultado fue un plano en el que se insertaba de frente el ojo y el tronco, y de perfil la cabeza y las extremidades. El relieve de Hesire muestra claramente el canon armónico de 18 puños, la ley de frontalidad y la visión rectilínea.